Mi ciempiés odia la
Ciencia. Pasó del entusiasmo al descreimiento absoluto en décimas de segundo,
de la euforia a la depresión. Todo empezó cuando, en mis exámenes de
Selectividad, comenzó a leer mis libros desde su terrario llegando, incluso, a dar
golpecitos en su cristal si pasaba rápido las hojas. Tal era su curiosidad, que
acabé prestándole mi portátil para poder estudiar tranquilo. Su evolución era
vertiginosa y convirtió pies en manos para tomar apuntes, resolver ecuaciones o
fabricarse unas gafas de presbicia.
Una mañana lo
encontré bípedo, sabio, orgulloso, con gafas, dos zapatos y 98 guantes. Parecía
ir a recoger un Nobel. Ante mi desmedido asombro, se ofreció a demostrarme,
científicamente, que no era un ser mágico, que los ciempiés gigantes de Borneo
son, con diferencia, los seres más inteligentes del planeta. Encendió el
ordenador, entró en la prestigiosa revista Nature y leímos "según
numerosas investigaciones, debido al pequeño tamaño de su cerebro, a este
ciempiés le es difícil adaptarse incluso a los hábitats más simples". Dolido, humillado, defraudado, se quitó los zapatos,
los guantes y se negó a volver a pensar.
Desde entonces, pasa
sus días lánguidamente, enganchado a la tele, al fútbol o a la prensa del
corazón.
la magia contada en tu bonito relato, FELICES MAGIAS!!!
ResponderEliminarJa, Ja, !Qué bueno! Por otro lado empiezo a preguntarme como es que me han desaparecido tres pares de zapatos. !Mira que si tengo uno de esos en el jardin! Gracias por avisarme porque no permitiré que vea la tele y se siente en mi sillón. Buena fantasía.
ResponderEliminar¡La de ciempiés que hay en el mundo! Lo mágico y la ciencia están reñidas porque la magia es una ciencia aparte y muy especial. Si no creyera en la fantasía y en su mundo, terminaría como tu ciempiés, y me niego. ¡Que importante es creer en nosotros, a pesar de lo que diga la Ciencia u otros...! Precioso y especial relato, y tan bien contado como nos acostumbras. 98 abrazos, jeje
ResponderEliminarAntonio, seguro que el ciempiés de tu jardín está compinchado con tu perro; y hasta ven la tele juntos. ¡Vigilalos! jeje
Ja, Ja. no lo dudes; a Kino ya le he pillado viendo una carrera de galgos, los dos sentados en mi sillón. ! No tienen vergüenza!, Un beso Valentina y te veo pronto.
ResponderEliminarQue bonito relato. Viva la magia.
ResponderEliminarJoder me chupado todos los partidos de Nadal en Madrid y me queda Roma y Rolan Garros... Crees que corro peligro de transformarme en ciempiés?
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