Desatado como un miura me tiro de la cama y me lanzo a la calle tras tus huellas de tacón alto.
Enloquecido persigo todos los rumbos a un tiempo.
Como nuestro perro César sigo el rastro de las flores silvestres que descama tu piel por la mañana temprano.
Agitado por la carrera consigo alcanzarte.
Me lanzo a tu yugular. Hoy no te has despedido.
Te mordisqueo.
Me das manotazos como a las moscas, te puedo desbaratar el recogido del pelo, te enfadas, te revuelves hasta que tiernamente beso la amapola de tu boca.
El modo” enamorado” no acaba de convencerte.
Me lo dices con un gesto de esos de cuando muerdes un bombón y explota el licor de dentro que tan poco te gusta.
Me amenazas con reprogramarme como a un niño que ha chupado la pirueta antes del almuerzo y le castigaras de por vida sin golosinas.
¿Lo harás? Me preocupan tus cambios de humor.
A pesar de tu regañina vuelvo sobre mis pasos con mi cara de tonto.
Hay mucho que hacer en la casa hasta que vuelvas a las dos.
Tenía preparada otra sorpresa pero… no sé si me atreveré.
Por primera vez tengo miedo a dejar de sentir.
No te ha gustado mi impulso esta mañana. Llegabas tarde al trabajo. “El modo enamorado no acaba de convencerme”. Eso has dicho y parecía en serio, aunque esto también forma parte de tu sentido del humor, que me crea las cosas que dices cuando son, en realidad, en broma.
El caso es que hoy, por primera vez, dudo. ¿Enamorarse es pender de la conexión de un hilo?
Ni siquiera me he accionado el atrapapelusas.
No estoy en lo que estoy.
Hoy también me tocaba anclarme el accesorio manostijeras para repasar los setos y el brazo articulado para lavar el coche. Pero el bombeo excesivo de electrones está bloqueando mis circuitos.
¿Y si sí? ¿Y si me reprogramaras?
¡Guau, qué pasada! Tanta pasión y tan poca comprensión. Y, sobre todo, qué bien escrito. Te confieso que es el tercer comentario que escribo pero no llego a expresar la explosión que me ha provocado tu relato. ¿Y si sí?, ¿y si me reprogramaras, Carmen?
ResponderEliminarQué bien que estés por aquí. Qué bien leerte.
Muchas gracias.A mí me encanta pasearme por aquí, también. Saludos a tod@s
EliminarMagnífico relato y no sólo por lo que cuenta si no, por como lo cuentas. Tus frases son el vehículo perfecto y me he transportado a la emoción y la complicidad con ese ser multifunciones en modo enamorado.
ResponderEliminarMuchas gracias Gema.La empatía tan necesaria con todos los seres sean de la condición o especie que sean es imprescindible y debe ser, como el amor,reconfortante en ambas direcciones
EliminarDel ritmo desbocado de la pasión al ritmo lento, reflexivo, de la duda, me he dejado llevar por la emoción de este ser tan humano. Me ha encantado.
ResponderEliminarDel ritmo desbocado de la pasión al ritmo lento, reflexivo, de la duda, me he dejado llevar por la emoción de este ser tan humano. Me ha encantado.
ResponderEliminarGracias Valentina. El amor es lo que tiene que puede ser tan maravilloso como canalla y de esa doble cara no se libran ni los androides.
EliminarQué robot más completo, atrapador de pelusas, con modo enamorado, sensible,... ¡y filósofo! (va a tener razón con lo de que enamorarse sea pender de la conexión de un hilo). Yo quiero uno así (con piel, por favor).
ResponderEliminarMuy bueno, Carmen
Gracias Alicia.Siento decepcionarte, pero creo que el amor no va a la carta. Es tan impredecible como los temblores de tierra.
EliminarUna master class de imágenes escritas... da gusto leer tus micros recién levantado...
ResponderEliminarPor tocar las narices te falta ‘perro’
Bs
Gracias Santa. Lo he repasado y, efectivamente, me falta una palabra, pero no es "perro" es "hierba" que me la comí en..." vuelvo sobre mis pasos por la hierba del parque con mi cara de tonto..."
EliminarJajaja... muy bueno.... Me gustó tanto que se lo leí a Manolito.
ResponderEliminarSe quedó con cara de... no hay más?
Ni con una chuche se consoló