Cuando murió María, escribí un montón de cuadernos sobre ella, era lo más parecido a dialogar, a hacerla físicamente visible: describí su forma de mirar el mar o ese brillo cuando algo la entusiasmaba, el chasquido inconsciente de su lengua al descubrirme en un renuncio; pinté también muchos retratos. Todo era un santuario que tenía que conservar, pero para conservarlo tenía que reconstruirlo todos los días porque cada vez me costaba más traer a la memoria recuerdos, pinceladas nítidas. Nuestro perro ocupó su lado de sofá y cuando dirigía mi mirada hacía ella, me chocaba con la cara triste y llorosa de Coco.
Con el paso del tiempo busqué refugio en esos cuadernos, en los retratos, y descubrí un universo de Marías distintas.
Un día cualquiera, al levantarme y abrir la ventana, me llegó el olor a hierba cortada que tanto la gustaba y sonreí al ver aparecer una figura de mujer tan parecida a ella, avanzando decidida por el jardín. Era rubia en lugar de morena, con traje en lugar de ropa informal, pero resuelta y con ese brillo en los ojos azules, que no marrones... Llamó y corrí a abrir: era del Círculo de Lectores; la hice pasar al salón y se sentó muy familiarmente en su lado del sofá, cosa que no le molestó a Coco.
Has descrito un proceso de duelo muy fidedigno.Aunque no todo el mundo llega a la última fase. Me ha gustado especialmente..." con el paso del tiempo...descubrí un universo de Marías distintas".Creo que se trata precisamente de eso de vivir con los recuerdos pero abriendo ventanas y puertas.Me ha encantado.Gracias
ResponderEliminarQué gusto conocer a María y su mundo de perruna...
ResponderEliminarCuando puedas pon en el wuassa algún cuadro perruno...
Bs
A mí también me ha gustado mucho cómo el protagonista ha gestionado la ausencia y cómo, sin sustituirla, elige seguir viviendo, que para eso estamos aquí, para vivir y "comprar libros" del Círculo de Lectores, jejeje. Un placer leerte, Valentina.
ResponderEliminarGracias a tod@s, efectivamente la vida sigue y si la dejamos, la mente sabe buscar sus puertas y ventanas.
ResponderEliminarQué gusto leer tu relato, me ha encantado. Qué fantástica manera de contar cómo un amor sustituye a otro sin echarlo fuera... Y qué listo Coco ;)
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