Hace tiempo que no vive cerca del mar. Se mudó por amor hace muchos años a una ciudad de Centroeuropa rodeada de montañas. Echa mucho de menos el mar, mirar al horizonte, mirar al infinito. Sin límites. Cada vez que vuelve es lo primero que hace, salir al balcón y ver tranquilamente el mar. El mar Mediterráneo. La brisa en su rostro, el sol. Cierra los ojos y vivencias de su niñez invaden sus pensamientos. Sus padres, su hermana, sus abuelos jugando a la petanca, castillos en la arena. La casa huele a verano. Ese olor que se queda tan dentro de las casas, de las paredes. Esa mezcla de playa, sal y crema. Ese olor que hace teletransportarse por muchos años que hayan pasado. Ese olor que hace que se viaje muchísimo más rápido a través del tiempo y que hace que los recuerdos sean tan vivos como estar allí otra vez, ahora. Vuelve a cerrar los ojos y ve como su abuela prepara la ensalada de naranja con cebolla. Su abuelo está sentado en su hamaca leyendo el periódico. De fondo, el tour de France. Abre los ojos y vuelve a ver ese mar tan azul, tan inmenso. Sin límites.
Blog para enfermos, familiares, voluntarios y miembros de AdEla. El jurado valorará la historia, contenido, imaginación y creatividad y NO tendrá en cuenta la puntuación, ortografía ni formato, pues sabe las dificultades de algunos de vosotros para escribir. También puedes comentar microrrelatos ajenos con respeto y crítica positiva. Lee los microrrelatos publicados para que te anime a empezar. ¡Suerte!
miércoles, 2 de febrero de 2022
01. Sin límites. Cristina Ramírez Artega
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Que razón tienes, Cristina, en los recuerdos, el olor es el más primario, el que nos transporta al pasado más rápido.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Hola Epífisis!!! Sí...el olor es una máquina del tiempo. Qué bien que te haya gustado!! Muchísimas gracias
EliminarMe gusta tu relato. Esa mirada al infinito que tiene el paisaje del mar, esa tan bien narrada mirada al interior de nuestros recuerdos, la familia, los olores... Gracias
ResponderEliminarGracias a ti por tu comentario Valentina!!
EliminarSiempre me cautivó de este cuadro la potente figura de Gala. Hoy, con tu relato me quedo cautivada por su mirada, esa que tú le has imaginado, esa que se aleja sin límite hacia el mar y que bucea tan extraordinariamente entre los olores del recuerdo, los abuelos y la ensalada de naranja con cebolla ( por favor envía la receta que quiero probarla).Un relato entrañable y sencillamente maravilloso
ResponderEliminarAy Carmen qué bonito todo lo que escribes!! Muchísimas gracias!!
EliminarLa ensalada de naranja es super sencilla pero maravillosa en cualquier estación del año. Simplemente hay que cortar la naranja en rodajas, cebolla y luego se aliña con sal y con aceite de oliva! Es mejor si se hace un poco antes de comer para que esté bien fresquita y se mezcle bien el sabor de los ingredientes!! Algo que he aprendido nuevo es añadir hinojo*
Espero que te guste!!!
La muchacha asomada a la ventana es Anna María, la hermana de Dalí. Gala vino después a los posados del pintor.Perdón por el equívoco.
ResponderEliminarDesde luego que es un encanto especial el que tienen los sitios de mar, muy bien reflejado en el cuadro de Dalí y en tu relato, Cristina.
ResponderEliminarY pensar que yo estoy contenta con mi ventana porque se ve un parque... Hay que ver con qué poco nos tenemos que conformar a veces los madrileños, jeje
Hola Alicia!! Muchas gracias!!! Vistas a un parque en madrid me parece una maravilla!!
EliminarCada ventana es un viaje..solo hace falta cerrar los ojos y dejar volar la imaginación!!
Muchos saludos
Muy cercano tu relato Cristina... esa ventana del corazón me lleva a la de la casa de mis abuelos una aldea de Lugo.. Todavía recuerdo el olor de los animales que dormían abajo... la vaca, los conejos... un ternerito... y mi abuela ciega moviendose con el corazón coo si viera por toda la casa... repartiendo cariño.
ResponderEliminarBs
wow!!! Qué maravilla!!! Muchísimas gracias Santa!!
EliminarNo podías haber elegido mejor cuadro para ilustrar tus recuerdos, para hacernos navegar a través de ellos. Yo he visto ese mar, olido el salitre, sentido la brisa y la arena y he saboreado la ensalada de naranja. Tu Cristina con tu relato has obrado el milagro.
ResponderEliminarAy Gema...qué cosas más bonitas me dices!!!! Millones de gracias
EliminarEl mar es y será un punto de encuentro, de recuerdos. Es un planeta en sí mismo, con su vida escondida, con sus orillas buscando rincones. Yo también me quedo un buen rato en la ventana cuando voy a Galicia y sonrío de oreja a oreja cuando veo arroaces cruzar la ría de Aldán. Gracias, Cristina.
ResponderEliminarMuchas gracias a ti Rosa! Qué descripción más bonita del mar!! Me la guardo
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