Hace dos millones de años, la tierra entre el valle del Rift del Jordán y el mar Mediterráneo se elevó; creándose un gran lago.
Un dios del viejo testamento, enfurecido; exterminó a dos ciudades asentadas cerca de su orilla muerta: Sodoma y Gomorra, ya que Lot, no pudo presentar a Jehová ningún hombre bueno.
En el camino de la salvación, su mujer miró hacia las dos ciudades, en una nació, jugó; en otra se hizo mujer y amó a hombres y mujeres...
Sin aviso, acabó en estatua de sal; como las lágrimas que escapaban de sus ojos.
En 1939 se recrudece una guerra entre descendientes de Sodoma y Gomorra. Una guerra fratricida más. Una guerra entre David y Goliath. Palestinos y judíos condenados al infierno. Hombres que no escuchan a las mujeres.
En 2023 siguen sonando las armas. Sigue sin haber hombres buenos. Solo muchos inocentes muertos.
De Yahvé, de Mahoma, de Jesucristo; seguimos esperando un milagro: la Paz.
Existe una ruta turística que acaba con baño en el mar Muerto.
Allí entre barros y cosmética rejuvenecedora, entre las cenizas de sueños rotos, podemos sentirnos como Cleopatra o el rey Herodes; que acudían con frecuencia al Mar Muerto para purificarse y olvidar a su conciencia.
Me ha gustado mucho, Rafa. Baños turísticos para olvidar conciencias, hombres que no escuchan a las mujeres y dioses que no hacen milagros, qué bien contado. Gracias
ResponderEliminarGracias Alicia por tus amables palabras. Este relato surge de una convocatoria de poesía para no olvidar al Pueblo Palestino...
ResponderEliminarEs tan fácil pasar página y ver la tele un rato...
Bs