A veces me pregunto cuántas identidades puede tener una persona. Yo, por ejemplo, por la mañana soy padre: desayuno con mis hijos y los llevo al colegio. Luego soy inspector de policía: reviso expedientes, diseño estrategias. De noche, marido: colaboro con mi mujer, que también trabaja. Y, además, debo blindar cada identidad, porque me juego mucho más que el cuello. No me quiero imaginar conduciendo distraído con la resolución de un asesinato, con los niños detrás; o preocupándome por las notas de mis hijos durante la lectura de una autopsia. Imposible. Cuando noto que mi mente se convierte en un chiringuito destartalado, cojo mis botas, la mochila, el saco y me voy al monte. Allí miro trabajar a los demás: al viento, dibujando sombras chinescas con los árboles; a la luna, moviendo el firmamento; a las vacas, rumiando con su mirada sin curiosidad, apacibles. Entonces recuerdo el orden de mis piezas, las coloco y vuelvo a casa. Entero.
Blog para enfermos, familiares, voluntarios y miembros de AdEla. El jurado valorará la historia, contenido, imaginación y creatividad y NO tendrá en cuenta la puntuación, ortografía ni formato, pues sabe las dificultades de algunos de vosotros para escribir. También puedes comentar microrrelatos ajenos con respeto y crítica positiva. Lee los microrrelatos publicados para que te anime a empezar. ¡Suerte!
jueves, 16 de marzo de 2023
04. Desmontando a una persona. Rosa Molina
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Como sabe la naturaleza de legos y tú Rosa de decir mucho con poco.
ResponderEliminarDesde luego, nada mejor para recolocar la cabeza cada vez que se embarulla
ResponderEliminarMe ha encantado tu relato Rosa. Y que cierto es y que bien descrito con ese toque de humor que le has dado. Cuantos roles debemos tener a lo largo del día. Un auténtico Tetris.
ResponderEliminarPerdón la del comentario anterior soy yo pero salió anónimo.
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