Cuando miro esa inmensidad me reconcilio con los hombres. El mundo parece mágico y eterno, bello, imposible que nos atrevamos a mancharlo con nuestras miserias, con guerras que parecían olvidadas en nuestro mundo confortable. Bajo ese mar de nubes que imagino perfecto, también existen los locos que se sienten dueños del mundo, capaces de modificar el curso de la historia en nombre de sus intereses.
Me gusta coronar la montaña y sentirme único con ella, su contemplación produce una comunión especial con la naturaleza, me da mucha serenidad y siento que todo está ya escrito, sólo tengo que descubrirlo como apartando la cortina de nubes que lo envuelve. Me sumerjo como un canto del camino allá abajo, o en un risco de acá; somos una mota de polvo preciosa en el curso de la vida que forma esta inmensa maravilla, sobre un horizonte que compone la silenciosa melodía y un cielo que parece que nos protege del vacío. Cómo no sucumbir a su magia, cómo no protegerlo si me da la vida, si su espíritu me nutre, si sus sonidos me despiertan las ganas de vivir, si venimos de la naturaleza, aunque estemos encerrados entre cuatro paredes; mi corazón busca reencontrarse siempre con ella.
Maravillosa descripción del reencuentro con la naturaleza. Confieso que el segundo párrafo me ha emocionado por las sensaciones tan afines que me ha producido.
ResponderEliminarComo mota de polvo que soy he sucumbido a la magia de tu relato.
Gracias Carmen. Siempre necesito volver a la naturaleza, me carga las pilas, como suele decirse, pero es más que eso. Antes era una montañera, ahora con darme un paseíto y respirar el aire, el silencio, los sonidos...
EliminarLo dicho, total afinidad. Solo que yo no dejo de sentirme montañera a pesar de que camino por cumbres cada vez más bajas
Eliminar( casi llanas, jaja). Creo que ser montañera no implica medir distancias, elevaciones ni ángulos. Creo por como cuentas tu relato que sigues siendo montañera, Valentina ¿ no crees?. Un abrazo
Yo también estoy de acuerdo con vosotras. Cumbres pocas; llanuras, casi todas las que puedo, pero naturaleza siempre. Pero, oyes, cada cual en lo suyo y a compartir felicidad y senderos que ya se sabe cómo se hace caminos.... Un placer leerte, Valentina.
ResponderEliminarQué diferencia ver el mundo a través de las nubes (y de tu relato) y verlo a través del telediario
ResponderEliminar:(
Por lo que veo somos todas unas montañeras, jajaja.
ResponderEliminarClaro que sí, Rosa, a compartir caminos y felicidad, como dijo el poeta, se hace camino al andar.
Tienes razón Carmen, lo importante es como te sientas, cambia mucho nuestra vida según la perspectiva con la que miramos.
Sí, Alicia, hay que buscar un equilibrio.
Me identifico tanto con lo que escribes... Comparto esa necesidad de desconectar, de vaciar la mente en la naturaleza para sentirme en paz. Gracias por publicar textos tan inspiradores.
ResponderEliminarGracias María José por tus comentarios
ResponderEliminar