Me gustaba tanto…Tenía unos ojos que parecían de otro mundo, anaranjados, casi seductores; pelo blanco y labios sensuales; de piel nacarada, ejercía en mí un poder hipnótico, me apetecía tocarlo siempre; su cuerpo esbelto, pero con un andar a trompicones, llamaba mi atención…, hasta que me miraba, entonces perdía la cordura y entraba en pánico cuando susurraba con una poética romántica, versos picasianos.
Mis dudas surgieron porque lo conocí una noche a las afueras de la ciudad, bajando de una especie de campana de cristal, suspendida en una bruma plateada, pero como había bebido, decidí que no había oído que era saturniano. Así que una tarde decidí seguirlo después de nuestra despedida.
Salió a velocidad de vértigo y me costó alcanzarlo. A las afueras de la ciudad sólo me dio tiempo a contemplar cómo una corriente de aire lo succionó y en alguna parte del universo, con un destello de luz, desapareció.
Caí al suelo desplomada, llorando a moco tendido y con la dignidad de que fui capaz, recogí un puñado de arena y levantando el puño crispado, balbucí: “juro que nunca me volverán a engañar”. En aquél momento, como si hubiera llamado a las fuerzas de la naturaleza, un fuerte tornado me absorbió.
En un cielo atormentado, una neblina errante cogió mi mano, sus ojos anaranjados tocaron mi corazón y me sentí a salvo.
Vaya,vaya, cuánta pasión levanta el saturniano aunque, con ese físico, no me extraña: ojos anaranjados, piel nacarada y pelo blanco. ¡Todo un bombón! No me extraña que lloraras como una fuente por su ausencia. Ese final a "Lo que el viento se llevó" te ha quedado genial: ese reencuentro en otro mundo...
ResponderEliminarUn auténtico placer leerte, Valentina
Emocionante, pasional y poético. Eres una verdadera Maestra, Valentina. ¡Tenía muchas ganas de leerte!
ResponderEliminarTiene ese toque de cuento de hadas y príncipe azul(por lo de sentirte a salvo)pero con la originalidad de un saturniano.A mí personalmente me atraen más éstos últimos por la extravagancia de sus ojos, la singularidad de sus andares y la posibilidad de viajar a otro mundo que por la esbeltez o el atractivo de sus canas.De cualquier forma qué suerte has tenido tú, Valentina, o tu personaje en vivir una experiencia terrenal y extraterrestre de esta envergadura aunque pueda engañar y cegar el amor.¡El riesgo mola y los saturnianos también!
ResponderEliminarEy Valentina... me apunto a eso de conocer amores extraterrestres...
ResponderEliminarAunque creo que ya he conocido a un par de alienigenas... jejeje
Bs
Muy original, Valentina. Dicen que el amor no tiene edad, pero ya veo que tampoco colores, ni planeta. El príncipe azul se ha transformado en extraterrestre naranja ;)
ResponderEliminar