El huracán Henry había arrasado Lortown. La población pudo ser desalojada, pero la ciudad tendría que ser levantada de nuevo.
Inmediatamente todos los partidos acordaron cómo invertir el presupuesto destinado a la reconstrucción. Conseguirían una ciudad más humana, ejemplo de belleza y sostenibilidad. Lo primordial era proporcionar a todos los damnificados viviendas dignas enfocadas al autoconsumo energético; después se restringiría el uso de vehículos contaminantes, se pondría en marcha una red de transporte y de servicios públicos de calidad y se construirían amplias zonas verdes en todos los barrios.
Cuando Silvia se despertó en la colchoneta que tenían asignada al fondo del gimnasio, su hija le preguntó por qué sonreía. “Las mamás también soñamos”, contestó.
Más tarde, mientras desayunaban, daban las noticias en la pantalla que habían colgado del tablero de baloncesto. En el Congreso debatían la adjudicación de las ayudas. Algún partido de la oposición exigía más autonomía para sus territorios a cambio del voto positivo, otros solo hablaban de patria sin aportar nada, o simplemente veían una oportunidad única para destituir al Presidente y el Gobierno temía perder puntos en las encuestas. Los insultos de los diputados retumbaban en el gimnasio. Una vez más, los fondos continuarían bloqueados.
Silvia miró a su hija mojar las galletas María de ayuda humanitaria en el Cola-Cao y se dio cuenta de que, ahora sí, se había despertado de verdad.
Siempre es un buen momento para empezar y, sobre todo, en las situaciones límites. Es ahí cuando se ve nuestra verdadera naturaleza. Excelente historia, Alicia. Gracias por estar aquí.
ResponderEliminarVeo tres partes en tu relato.La del dulce sueño, la pesadilla colgada del tablero de baloncesto y la realidad de las galletas María de ayuda humanitaria.En las tres los detalles ayudan a mi cerebro perezoso con las palabras a crear imágenes teletransportadoras.Espero no resulte un comentario muy...¿técnico?.¿frío?¿didáctico?¿falto de contenido?Hoy no tengo ganas de pensar...ya lo pensaré mañana
ResponderEliminarParticularmente yo creo que voy de pesadilla en pesadilla... Salvo cuando duermo y sueño que me dedico a leer microrelatos... o incluso escribir alguno...y soy feliz.
ResponderEliminar¡Qué bueno tu relato, Alicia! ¡Qué golpe de realidad! La vida golpeando fuerte y los que deberían ayudar hablando del sexo de los ángeles. Gracias.
ResponderEliminar¡Vaya caricatura sin concesiones de nuestro panorama político en un relato lleno de humanidad!
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