Ya estamos en mayo, mes de las lluvias y las flores. Los trigales están esplendorosos y las espigas crecen y granan antes de amarillear al calor del verano. Los árboles ya han brotado y sus hojas recién abiertas brillan a la intensa luz de la primavera. Y, entre tanto verdor, las amapolas se asoman para teñir de rojo los cultivos.
Os invitamos a que imaginéis, o propongáis, un planeta verde, salvaje, intenso. Un planeta en el que la vegetación tenga la fuerza de un océano, e inunde los desiertos, los páramos, las cumbres nevadas. Un planeta en el que el aire sea tan limpio que parezca que no existe, y que el clima sea riguroso en su agenda: a cada estación, su temperatura, sus lluvias, sus fríos o calores. Un planeta sin cambios bruscos, ni contaminación.
El nuestro era así y en nuestra mano está que siga siéndolo. Es cuestión de responsabilidad.
¿Iniciativas?, ¿propuestas?, ¿ideas? Esperamos que vuestros relatos germinen y broten con las mejores intenciones y, sobre todo, que pinten de verde toda la galaxia.
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