Llevo tu sonrisa clavada en el pecho.
En la noche los huesos, rotos,
claman por tu presencia.
Largas noches de silencio,
ecos de tu voz, lluvia sin cesar,
como una fuente que arrulla
este insomnio sin fin.
Y cuando la boca es un desierto,
sin palabras, sin aire,
imagino mi nombre naciendo
en tus labios.
Y tu sonrisa ancha y húmeda,
imposible de abarcar en un día.
Tu boca de donde nacen los besos
irrepetibles más frescos;
como las primeras gotas del amanecer
en una isla.
De fondo la música de James Bay , ’Rescue’. Le dio al botón ‘send’ y lo envió. Habían pasado cuatro semanas de la caída; y dos de la operación para sujetar con una placa la escápula rota. Dormía tres horas seguidas y el cabestrillo estaba olvidado.
Para pasar el rato se apuntó a una página de contactos, allí entabló largas charlas y largas decepciones cuando conocía en persona a cuarentones con fotos perfectas y cuerpos deseables…
Sin querer aparecían candidatos más jóvenes que ella, algunos la encandilaban con palabras dulces y sinceras; que luego resultaban falsas.
Ella retomó la escritura de poemas como hacía muchos años atrás. Una por cada candidato seleccionado. Sabía que era una utopía.
Sus poemas eran suficiente. Lo mejor en muchos años.
Ilusiones virtuales vs poemas reales ;)
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