- ¿Al Vaticano? ¿Una enferma de ELA en estado muy avanzado con respirador artificial? No podemos hacerlo, no lo permitirán las aerolíneas. - Dijo la productora de un nuevo programa de retos.
- ¡Pero si existen aviones medicalizados!
Se esfumaba así otra oportunidad de dar visibilidad a la enfermedad.
Pero ya conocemos el carácter luchador de los guerreros afectados de ELA, y mucho más si nos referimos a Isabelita. Sus compañeros de batalla no iban a permitir que no cumpliera un sueño que tenía al alcance de la mano y que iban a cumplir juntos, conocer a Su Santidad, el Papa Francisco I.
Entre todos organizaron el viaje y, por supuesto, no había ningún problema. Las lágrimas inundaron sus preciosos ojos cuando le dieron la noticia: Roma te espera.
El momento se acercaba, el Papa apareció subido en su coche saludando a los presentes. Era un día especial, el día de la Hispanidad, el día en del Pilar, pero en ese momento sólo le preocupaba una cosa: ¿dónde está Isabelita? El hecho de que únicamente haya dos taxis adaptados en toda Roma no presagiaba nada bueno. Después de todo el esfuerzo, ¿no iba a llegar a tiempo? ¿le dejarían pasar? El Papa se disponía a saludar uno a uno al grupo de enfermos de ELA españoles, cuando un murmullo a mi espalda me tranquilizó: - ¡Ya está aquí!
Francisco se acercó y nos fue tendiendo la mano a todos. Al llegar al final, ahí estaba, se agachó y la besó dulcemente en la frente, ella sonreía, estaba feliz. Había cumplido su sueño, y nosotros con ella.
Esa noche, Isabelita acabó, a su manera, bailando en Roma con la música de un piano de fondo. Nada es imposible.
Isabel fue muy querida por todos los eláticos y sus familias, abrazos para todos los que hicisteis posible el viaje. Josep uno más que baila con la más fea, esta querida ELA...
ResponderEliminarY lo sigue siendo, es un referente !Muchas gracias
ResponderEliminarEs bueno que alguien nos recuerde que nada es imposible si lo deseas de todo corazón. Gracias por compartir con nosotros este maravilloso y ejemplar relato. Esperamos leerte más veces. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias , Jorge, por este regalo de hacernos ver que los deseos pueden ser realidad si nos los proponemos, por muy utópicos que estos parezca.
ResponderEliminarQué delicia de relato, este sueño hecho realidad. Gracias por compartirlo Jorge.
ResponderEliminarGracias a vosotros. A ver si vuelvo a sentirme inspirado. Besos
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