Este viernes he estado en el Museo.
La última vez que estuve fue en los años 60. La entrada en el edificio sigue igual, las mismas escaleras donde los amigos de mi clase corríamos arriba y abajo, hasta que el cura nos mandó parar.
Ahora por dentro es mucho más luminoso.
Me ha emocionado encontrarme de frente, en una sala muy larga, con la Dama de Elche, sigue igual, el que ha cambiado he sido yo.
Aquí te das cuenta de que los hombres son perecederos, que lo que permanece, son todos los monumentos y figuras de nuestros antepasados, que serán vistos en el futuro por otras personas mayores y por otros niños.
Que ha sido de los vacceos, de los vetones, de los griegos, de los tartienses, de los romanos, de los visigodos que han estado en Hispania antes que nosotros.
He vuelto a ver las cabezas de los toros de Costith, los mosaicos.
He sido feliz y luego pensando, he vuelto a recordar la época del colegio en la que se aprendía como si fuéramos esponjas.
Volveré.
Se me ha olvidado poner que en este museo tienen muchas sillas de ruedas para dejar. Es lo que he hecho, gracias.
ResponderEliminarPues yo también tengo muchas ganas de ir. Llevo un tiempo leyendo acerca de la prehistoria y me apetece comprobar los útiles y herramientas que hay expuestos, así que seguro que nos vemos por ahí. Un abrazo.
ResponderEliminarYo también visito los museos así. Es fantástico el deseo que hay de que todos los que quieran puedan acceder. También yo tengo ganas de volver. Me han encantado las anécdotas de tu relato y las fotos!
ResponderEliminarNo es lo mismo visitar el museo con las amigas del cole o insti que sola. Ahora me entero más de lo que veo aunque luego se me olvida. Cuando el cole recordaba todo lo que me había reído y eso no se me ha olvidado nunca.
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