Llevaba unos cuantos días viendo los noticiarios de la tele: guerras, subida del IPC, de la luz, del gas, huelgas y para concluir, nos deleitaban con algunas sesiones de nuestro parlamento entre el jefe del estado y los diversos representantes de la oposición.
Día tras día aquellas sesiones parecían duelos al sol.
“Váyase Sr, presidente”, decía alguno, a lo cual le respondían que era un mentiroso, maleducado, chiquilicuatre… Uno de otro partido exclamaba, con cierta sorna, que el jefe del estado no sabía hacer la o con un canuto y este le contestaba que para canutos ellos… Así se pasaban las sesiones disparándose andanadas de “delicias lingüísticas”
Ocurrió que, un día apareció un siroco del Sahara; ósea un viento cálido que portaba una arenilla roja que cayó en todo el país: sobre coches, casas, azoteas y nuestras cabezas…
No sé lo que pasó, realmente, pero al día siguiente los camioneros aceptaron el cese de la huelga, la luz y el gas bajó (Bueno, esto último no estoy seguro) y todo pareció diverso, calmado y rojizo.
Puse las noticias y en el parlamento pude observar como el jefe de la oposición le ofrecía un ramo de claveles al Sr presidente, al tiempo que le manifestaba lo bien que lo hacía. El presidente, así mismo, le entregó una caja de bombones de Ferrero Roché, en agradecimiento por su constructiva oposición para el país.
Estaba tan contento que me fui a la cama casi cantando y así siguieron dos o tres días, hasta que la calima rojiza desapareció y todo volvió a lo de antes. En la uno, se podía ver como el presidente le arrojaba los claveles a la cabeza del jefe de la oposición, aludiendo que eran de plástico y de muy mal gusto, mientras que este le reprochó que los Ferrero Roché los había comprado en un chino a 1,50 dos cajas y que su gato la había palmado al comerse uno.
Prefiero no contaros más por si hay algún menor entre vosotros, pero ese día eché de menos al siroco.
Has elegido, Antonio, un escenario que da para "duelo al sol", " el bueno, el feo y el malo" o " por un puñado de dólares"...Qué pena que la calima no sea tan higiénica y sanadora como desearíamos.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu sátira. Un saludo
A mi, como a Carmen, también me ha gustado mucho ver los resultados maravillosos de la calima. Así que esa era la solución, lástima que ese polvillo fino sea tan volátil
ResponderEliminarJajaja… A ver si lee algún aludido tu magnífico y esperanzador relato Antonio…
ResponderEliminarMientras, que el cielo prepare algo parecido a ver si poco a poco y con barro…
Me ha encantado tu mundo al revés, Antonio.
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