Donde yo vivo, existe una antigua leyenda de ranas, reyes y príncipes que la gente apenas conoce.
En el castillo de Manzanares vivía un poderoso conde que poseía todas las tierras que se podían divisar desde el torreón mas alto; así mismo era dueño de todas las almas de sus súbditos y pertenencias. Pero lo que más amaba el conde era a su hija Gozmila.
Cuando esta llegó a la edad casadera, su padre organizó fiestas para encontrarla un marido de alto linaje, pero ella era una joven de su tiempo y no deseaba casarse con alguien al que no amase.
Un día, hubo un festín en el castillo al que acudieron muchos pretendientes. Sin embargo, Gozmila decidió evadirse del acontecimiento galopando con su caballo a través de los prados, angustiada por la presión. Tan abstraída estaba que, el caballo en un giro inesperado, la tiró de su silla cayendo malherida. Un joven agricultor llamado Petronio, vio lo acontecido y socorrió a la joven.
Ella relató a su padre que Petronio, era un príncipe, al que una malvada y celosa bruja había convertido en rana y que tan solo volvió a ser príncipe cuando lo besó para salvarlo de su maleficio. Se dice que aquel cuento de la rana fue lo que Gozmila contó al conde cuando un soldado los encontró en un pajar haciendo cosas de jóvenes. No se sabe mucho más, salvo que el conde construyó un castillo llamado de Viñuelas que hoy día todavía existe.
Nota: historia basada casi en hechos reales.
No hay nada como creerse las trolas de los hijos adolescentes para no tener conflictos familiares, jejeje. No sabía yo de las raíces del castillo de nuestro pueblo. Vaya, vaya...
ResponderEliminarMe encantan las historias basadas casi en hechos reales, bien contadas.
ResponderEliminarAsí que todo eso de la rana que se vuelve príncipe no era más que una excusa atropellada en una pillada, no hay nada como la imaginación para salir de los atolladeros, jeje
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