El movimiento de la nubes negras y el sonido del viento, qué día más inhóspito; al rato paró el viento, llegó la lluvia, un día de perros; la tierra se ablandó y el suelo se cubrió de verde, qué bonito; caminando por el prado se empapó los pies, qué desastre; al final del prado una casa donde una bella persona le invitó amablemente a pasar y secarse, qué suerte; en la casa encontró un gato que ronroneaba mientras se rozaba con su pierna desnuda, qué a gusto; toma un trago de té caliente, que rico, y al irse agradece la hospitalidad recibida, qué placer.
En casa, abrió la carta, notificaba los resultados de los análisis, todo bien menos el colesterol, ahora toca descubrir la belleza del repollo.
Es lo que tiene estar vivo, tener que aprender a disfrutar de las contradicciones de la vida.... y del repollo también, jejeje. Un abrazo, Antonio.
ResponderEliminarY es que en el repollo hay mucha belleza y además creo que baja el colesterol. En el fondo no hay nada como tener salud; lo otro, si se tiene cabeza, parecerá bello. un abrazo
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