- Espera… espera… esperaaaa!- Llegué justo para sujetarla por detrás sin poder desmontar de la bici.
- Tranquila, no pasa nada… ¿qué ha pasado..? – La chica sigue llorando. Niega con la cabeza.
- Déjame… no puedo…- Su voz se quiebra en sollozos.
- Vale, todo va ha salir bien… no pasa nada…-
La abrazó con fuerza. Tiene los pies apoyados en una barra cilíndrica de acero del puente. Abajo el vacío y coches; una lluvia de gotas metálicas. Sus brazos, tapados con un abrigo azul por el que asoman sus manitas de adolescente, se aferran a otra barra; a la altura de sus alas inexistentes.
Suena el móvil que no puedo coger.
- ¿Cómo te llamas? -
Niega con la cabeza. Me ahogan sus lágrimas. Mi mente divaga pidiendo ayuda a personas que seguro tendrían más poder de convicción que mis palabras…
Dónde estarás Valentina… seguro que con tu sonrisa la harías volver a la cordura. Belén, le hablarías de tus caballos; de lo fácil que es ser feliz en compañía de un perro. Rosa, si pudiera oír ese relato tuyo de paisajes anchos, como un puzle de vidas donde cada uno es una pieza de amor insustituible.
Pasan los minutos, cada uno una eternidad. Aparecen dos policías jóvenes, está salvada.
En tierra firme le doy un poco de agua, sigue abrazada llorando.
- Todo va a salir bien… -
Repito convenciéndome, es demasiado… imaginar qué ha podido suceder.
Antes de irme, mirando mis ojos, por primera vez deja de llorar. Y cuando la abrazo, me regala una sonrisa.
Tu relato es una cascada de desesperación, ayuda y belleza. Gracias Rafa!
ResponderEliminarMenuda experiencia, Rafa, de esas que no se olvidan y que demuestran, una vez más, que siempre hay que tomar partido, que nunca se debe ser indiferente. Gracias por compartirlo con nosotros. Un abrazo.
ResponderEliminarReconocible el salvador en su bici, Rafa. Supongo que son situaciones límites que no te da tiempo a pensar y haces lo que debes, salvar una vida. Bello relato. Un abrazo
ResponderEliminarBello relato, Rafa, de esos como en las películas que dicen "basado en hechos reales, porque tu relato suena a verdad. Un abrazo
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