¡Qué oficio tan bello, tan barato y tan abundante el de los buscadores de belleza!
Mires por donde mires, siempre encontraremos cosas bellas como ver amanecer en la montaña, en el mar o en cualquier rincón de este hogar llamado La Tierra.
Ver salir el sol, que comienza tímidamente, como si tuviera vergüenza, para darnos los buenos días, para en breve tornarse en alegre y luminoso. Nos saluda y parece como si solo le faltara cantar y bailar. Mi corazón henchido de bienestar salta con el nuevo día. Oigo el rumor del riachuelo y el trinar de los pájaros, las risas de mis hijos, la bondad y belleza de mi mujer, que me llena de paz. ¡No tengo que buscar la belleza , porque, en realidad, vive en nuestra casa.
A veces observo las plantas, que pasan de ser pequeños botoncitos a olorosas rosas.
!Viva la vida!
La belleza, como tu relato, es una semilla de optimismo. Para ver la vida bonita y bella, hay que sentirse feliz... y viceversa.
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