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lunes, 20 de abril de 2015

02. Inesperado resbalón. Pilar S. Adrados

Las nubes formaban cúmulos de algodón que en poco tiempo fueron tiñéndose de oscuridad, con amenaza de lluvia.
A las siete me esperaba Juan en Príncipe Pío, era su cumpleaños y no podía decepcionarle. Con el regalo en una mano y en la otra el paraguas salí de casa a toda prisa. Ya las gotas de agua dejaban en el ambiente la suave brisa de una fina llovizna que jugueteaba dentro de mi paraguas, me acariciaba el rostro haciéndome volver la cara una y otra vez, obstaculizando así la visión del asfalto que brillaba más que mis zapatos de charol, el golpe fue mayúsculo cuando estos resbalaron y perdí el equilibrio cayendo desplomada sobre los adoquines.
El chirimiri, en pocos segundos, se había convertido en fuerte aguacero. Cuando más falta me hacía el paraguas, cambió de forma, se rompió y empapado se alejó cuesta abajo, rodando como una peonza.
Los viandantes pasaban corriendo, huyendo del inesperado chaparrón. Empapada hasta los huesos, aterida de frío y con las manos dañadas recogí el maltrecho obsequio y uno de mis zapatos. Hundida y sin ayuda caminé como pude. Medio descalza, chorreando agua de la cabeza a los pies llegué donde me esperaba Juan, allí, en el bar, apurando una cerveza, pegado al cristal de la ventana miraba placidamente llover.

3 comentarios:

  1. Me gustó tu relato. Muy bueno el contraste del final. Saludos

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  2. Imagino la cara de Juan al verte tan mojada y lacia como una medusa, jjajaja. Muy divertido, Pilar.

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  3. Se siente la humedad de un día lluvioso en tu relato! Es buenísima la imagen del encuentro, lo maltrecha que está ella y él tan a gustito en el bar.
    Muy bueno, Pilar.
    Un beso,

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