Llevaba lloviendo a mares desde hacía días. Al principio la previsión de las tormentas me pareció exagerada. El cielo, en ocasiones, era oscuro como un agujero negro, pero daba la impresión que era más el ruido que las nueces. Sin embargo, el “Jefe” nos advirtió que en esta ocasión caería, “pero que bien”. Aún así, lo tomé como una de sus no cumplidas amenazas, como cuando le escuchaba enfadado por algunas de las cosas que hacíamos.
Incluso pensaba que, aquello de construir un gran barco hacía un par de años, era uno más de sus caprichos hasta que observé, en medio de la tormenta, como parejas de animales se embarcaban en la nave y esta comenzó a flotar.
La que se lió después es difícil de imaginar e inexplicable, porque ni siquiera era abril.
Noé.
Incluso pensaba que, aquello de construir un gran barco hacía un par de años, era uno más de sus caprichos hasta que observé, en medio de la tormenta, como parejas de animales se embarcaban en la nave y esta comenzó a flotar.
La que se lió después es difícil de imaginar e inexplicable, porque ni siquiera era abril.
Noé.
me pido ser un pájaro, x aquello de volar bss
ResponderEliminarLo vas hacer tan pronto como te empuje en la silla el próximo día por la calle Fuencarral...ja,ja
EliminarMuy bueno. Espero que no sea profético; por si acaso yo me pido ser pez que siempre hay agua... Besos
ResponderEliminarSe me ha adelantado Valentina. Yo también quiero ser pez, así no me mojo....jejeje. Divertido micro, Antonio.
ResponderEliminarMuy divertido tu relato Antonio. Los peces son los animalitos que no llegaron a tiempo, no? Un beso,
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