El día había empezado bien, esos primeros días de primavera en los que ya se vislumbra el verano. Sentado en una terraza, con su perro y un café, empezó a mirar los mensajes del día y entonces lo vio. “Te invito a mi boda”, lo leyó por encima, fijándose tan solo en los datos importantes. En su cabeza había una explosión de mil imágenes e ideas. En la playa con Ana, paseos, cenas, regalos, tantas cosas…Y ahora le invitaba a su boda, la boda de Ana con otro.
Al fin de cuentas él era uno más del grupo de amigos de toda la vida, era normal que le invitara, pero no podía ir, imposible, no lo podría soportar. Tenía que buscar una excusa, rápido, su mente pensaba a toda prisa. Volvió a mirar la fecha y entonces lo decidió. Pago la cuenta y empezó a andar con paso rápido hasta la agencia de viajes que había a dos manzanas. Costo un poco, por los billetes, pero lo consiguió, tres días en una isla al sol y mirando el mar. Respiro tranquilo y contesto, “lo siento Ana, no puedo ir”.
Hizo bien en no ir a la boda; cuando se pasa página debe ser así. Ya veo que has entrado en el concurso por la campana, pero te agradecemos el poder leerte.
ResponderEliminarLo siento, lo mando en el ultimo momento. Besos
ResponderEliminarBeatriz