Adela es una joven atractiva abogada madrileña admirada por todos. Tiene una casa en la playa, un apartamento en el centro de Madrid, novios a su antojo y conduce un Ferrari rojo.
Ella, que posee todo cuanto se propone, se siente curiosa de conocer su futuro y saber si puede mejorar su estado de satisfacción en el que vive. Un día, decide entrar en un establecimiento cercano a su domicilio dónde se dice existe una infalible echadora de cartas.
La maga Luna, le augura un futuro lleno de felicidad con un marido que le amará toda la vida, seis adorables hijos a los que dedicará toda su existencia hasta que poco a poco abandonen el hogar. Dejará la abogacía por esta maravillosa causa y será enormemente feliz. Después, cuando haya cumplido con su papel de madre y esposa, tendrá todo el tiempo del mundo para ella misma, que lo dedicará a su pequeño jardín.
Adela, después de escuchar a Luna, siente un terror inexplicable que atraviesa todo su cuerpo. Sale del local; entra en el primer bar que encuentra y decide emborracharse.
Vaya planazo que la augura la pitonisa..., con lo despreocupada que andaba con el ferrari... Me ha gustado mucho Antonio. Un abrazo
ResponderEliminarSería un planazo para muchas mujeres, pero si a esta le gusta conducir un Ferrari es que es de otra pasta. No me extraña que se emborrache. Me ha gustado.
ResponderEliminarBeatriz Calvet
Claro que lo que la augura la maga podría ser una opción para muchas mujeres, e incluso para ésta, pero si va tomando la dosis poco a poco. Mi interpretación del relato, sin extenderme mucho, es que la maga interviene como un elemento clave, el tiempo: al predecirla el futuro la da un giro de 180 grados a su vida, y todo sin anestesia. Y casi se muere del susto, miedo a lo desconocido en estado puro.
ResponderEliminarComo verás, Antonio, nos ha dado para pensar tu relato.
Los relatos,mas que l a historia en si, tienen por finalidad el hacer pensar al lector. En efecto, el conocer el futuro en un instante da miedo y si además pierde el Ferrari rojo, ni te digo. En fin algo entre miedo y humor...
ResponderEliminarPreséntame a Adela, que nunca he montado en un Ferrari..! Yo te presentaré a Lucas... por si puede ayudar en algo.
ResponderEliminarUn abrazo
Según dicen: uno no lo cambia un Ferrari rojo por nada del mundo; en cuanto a Adela tuvo que conformarse con la felicidad anunciada de la maga..je,je
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