Al despertar esta mañana, me asomé por el ventanuco de nuestro dormitorio y sentí un regocijo de alegría al ver un manto blanco de nieve que cubría todo. Después, algo llamó mi atención: observé unas extrañas huellas que me dejaron preocupado. Seguí las marcas y a lo lejos observé una enorme figura blanca en el jardín que se movía hacia la entrada de la casa. En ese momento escuché un atronador rugido e identifiqué a un enorme oso polar. No podía entender cómo tal mamífero podría estar en Tres Cantos. “No es posible”, reflexioné. Llamé a los bomberos, policía y al 112, pero las líneas estaban cortadas. Busqué TeleMadrid, pero no aparecían imágenes en ninguna cadena.
Atranqué las puertas que daban al exterior y encendí la pequeña radio de la cocina. No lo podía creer, pero al parecer, la tierra había girado la noche anterior unos grados sobre su eje, sin conocerse la razón, y el mundo estaba patas arriba. Los osos y pingüinos acampaban a sus anchas por la Comunidad de Madrid y las lagartijas en Laponia. Un sentimiento de terror me invadió y me preguntaba una y otra vez qué podría haber pasado con nuestro planeta.
De repente, sentí un pequeño rugido en mi oreja y al abrir los ojos, vi la cara peluda de Kino, mi perro. Respiré aliviado al ver que todo había sido una pesadilla. Me vestí y corrí a ver la nieve que habían anunciado la noche anterior. Unas gotas heladas de sudor me recorrieron la cara cuando aprecié unas extrañas huellas sobre la nieve.
Menos mal que parece ser una pesadilla, Antonio, no quiero ni pensar que pudiera ser verdad con la que está cayendo. Me ha gustado tu relato. Un abrazo.
ResponderEliminarNo me imagino a Kino ejerciendo de oso polar! Me ha encantado tu relato circular. Un beso enorme.
ResponderEliminar¿Podría pasar? Con las sorpresas que nos está dando la naturaleza últimamente, ya puede ser posible cualquier cosa. ¿Acabaríamos adoptando a los pingüinos como mascotas? Por si acaso, no pierdas de vista a Kino, jeje
ResponderEliminarEl mundo patas arriba yo también lo he visto y las huellas sospechosas en la nieve son una realidad.Yo las veo cada mañana al igual que unas tonalidades amarillentas en la nieve en algunos lugares estratégicos.Y escasean las lagartijas.Cierto,el mundo patas arriba.
ResponderEliminarBonita pesadilla, como me gustan los cuentos que me dejan con ganas de más.
ResponderEliminarBichos tenemos para pesadillas y comedias en cualquier estación del año con los políticos..!
ResponderEliminarQué majo el Kino que te protege despertándote de tus pesadillas...
Un abrazo ANTONIO