Lleva recorridos quien sabe cuántos kilómetros para encontrar a quién pudiera gustarle su piel untuosa.
Camina sin descanso, cruza caminos y puentes hasta que escucha un rumor, que bien pudiera ser una melodía. Se deja llevar y lo ve. Es poderoso, canta, salta y la invita a acercarse. Ahora está segura de haber encontrado un amor para toda la vida.
Corre al arroyo y siente sus dedos húmedos rodeándola, él percibe la frescura de su piel deseosa de sus húmedas caricias y la lleva a un escondrijo verde, embebido y confortable, para que la bella salamandra no desee abandonarle jamás.
Una hermosa manera de decir que lo que tiene que ser, ha de ser y cuando dos cosas deben juntarse, pues sea. ¡Vaya rollo para decirte lo mucho que me gusta tu relato! Un abrazo.
ResponderEliminarUy me imagino una noche de pasión desenfrenada... los pobres sin poder despegarse hasta que llueva... jijiji
ResponderEliminarSi es que, además de polén insufrible para los alérgicos... ¿qué tendrá la primavera? jaja
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