En
coherencia con los 364 días anteriores, el fin de año la pillaría sola. Al
morir sus padres se trasladó a Madrid buscando cumplir sus proyectos y alejarse
del entorno que solamente le había ofrecido el papel de cuidadora. Pero el
precio del alquiler la obligaba a largas jornadas que, sumadas a los traslados
embutida en un vagón de Cercanías, la dejaban tirada en el sofá nada más entrar
en casa. Poco tiempo para amistades y poca energía para aficiones: se iba
desilusionando.
Cuando
el 30 de diciembre caminaba hacia el tren, vio la montonera de hojas que el viento
y los recortes del Ayuntamiento habían dejado sobre la acera. Recordó el placer
de meterse entre ellas y, disfrutando de su suavidad en las piernas, las hizo
volar. También voló un décimo de lotería, el 00750. Recordó ese número curioso,
el tercer premio de Navidad. No creía en la magia, pero en el reverso ponía “Ahora te toca a ti”, junto a su nombre
y apellidos. Subió sonriendo al tren, que anticipándole su cambio de suerte, la
dejó un asiento libre. Sabía lo que haría: reduciría su jornada y, al fin,
tendría tiempo para ella. Apoyó la cabeza en el cristal y, cerrando los ojos,
soñó con el año nuevo.
Bonito microrrelato, como es costumbre, lleno de imágenes y sensaciones muy valiosas. Es un placer dejarse llevar por tus letras, Alicia, es un honor tenerte aquí. Un abrazo y feliz vida.
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