Hojeó su agenda nueva, regalo de los reyes y de las reinas de su hogar, y donde seguiría anotando la presencia de pajarillos, ánades y otras alas que aparecían regularmente en su barrio. Cada página correspondía a un día y por eso, además de palabras, podía esbozar dibujos que a veces coloreaba. Los sábados y domingos se repartían la hoja. Se rio de si mismo suponiendo que en esas fechas las aves también reducían su presencia en las charcas del Arbeyal. Es que el mar las deja a su paso cuando se mueve hasta otros lugares. El calendario de su revista de ornitología comenzaba con dos garcetas blancas con sus penachos negros orientados hacia el oeste. La imagen le había inspiró uno de sus propósitos para el nuevo año. Si Nieves sabía poco de las aves, pensó que podía ilustrarla sobre sus migraciones, por ejemplo. Siempre había considerado sus éxodos unos actos tan heroicos como el día a día de la mujer, anclada en su silla de ruedas y sosteniendo a duras penas su móvil para escuchar el piano de Chopin o Yurima. A su lado, Flor, la fisio, comenzó a leer el último microrrelato que había enviado a su email. ¿Gordichi, sabes por qué el pecho del raitán es colorado?
Blog para enfermos, familiares, voluntarios y miembros de AdEla. El jurado valorará la historia, contenido, imaginación y creatividad y NO tendrá en cuenta la puntuación, ortografía ni formato, pues sabe las dificultades de algunos de vosotros para escribir. También puedes comentar microrrelatos ajenos con respeto y crítica positiva. Lee los microrrelatos publicados para que te anime a empezar. ¡Suerte!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Muy bien hiladas ambas historias, ambas vidas. Es un placer leerte y poder contar contigo en este blog. Un abrazo.
ResponderEliminar