Hoy tengo una analítica. El control de mi cuerpo está asegurado, a parte de mi ELA de diez i seis años, “mi cuerpo está sano”, quizás un poco de colesterol, la glucosa alta. Pero bien.
En casa hay un nieto que se enfada con la abuela (àvia), no quiere almorzar, no quiere vestirse, no quiere…NO QUIERE. Al final a regaña dientes se espabilo, eso sí dando portazos. Pero continua la pelea. No quiere ni lavarse la cara, ni peinarse. Es un niño mimado y consentido, de padres separados, hoy toca el turno del padre, que vive en casa, salió temprano a trabajar. El rife rafe por y para los abuelos. Han salido, en casa reina la PAZ. Nos dejó un mal sabor de boca amargo.
Él día a día continua y nosotros en él. Afrontando lo que nos echen, cada día. No tenemos una vejez en paz. Siempre estamos liados. Ayudando a la familia. Sin un remanso de paz. Lo necesitamos, esa paz interior que se consigue con la edad. Es lo que nos toca como familia.
Hoy me salí del tema “dentro del armario” la ocasión se lo merecía. Al escribirlo alivie un poco mi enfado interior, disculpas. Josep
No te preocupes por salirte del tema del armario. Lo que cuentas merece toda nuestra atención. Hay vidas que bien caben en un armario, de pequeñas que son. La vuestra sigue latiendo, aunque sea peleando con un nieto consentido, jejeje. Ánimo, Josep.
ResponderEliminarEl otro día en un ensayo de teatro la directora explicaba que había que aprovechar las dificultades escénicas tanto materiales como físicas porque enriquece al personaje y a la obra en conjunto...
ResponderEliminarTu vida está llena de curvas y puertos de alta montaña aptos solo para unos pocos... digna de llevar a escena.
Un abrazo
Gracias por este relato donde plasmas toda la sabiduría y entrega que hay en tu armario interior. Un saludo
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