Juan últimamente se encontraba enfermo, sin fuerzas ni energía; por más pruebas que le hacían todo estaba perfecto, aunque seguía notando como se le escapaba la vida. Tumbado en la cama escucho que la mosca solo vive 25 días y analizo la vida de este insecto. Todo el día zumbando de un lado a otro, cada dos por tres probando todo lo podrido; siempre me he preguntado por qué se dice eso de cada dos por tres y no cada seis, así nos ahorrábamos la multiplicación, bueno que me despisto con el vuelo de una mosca; este vicho, es decir la mosca no para de molestar, todo el día inquieta, inquietando y dando la murga, Serrat le compuso una canción y Rimsky-Korsakov otra al moscardón que no llega a dos minutos, por algo será.
Estando en ese pensamiento se dio cuenta que en su vida había pasado más de 25 días mosqueado y que si tenemos un porcentaje altísimo de coincidencia de ADN con la mosca a lo mejor si superamos ese periodo, nuestro tiempo vital se acaba.
Así que decidió cambiar de actitud, soltar el mosqueo y dejar que la belleza y la amabilidad entraran en su vida. En un mes ya tenía la vitalidad de un bonobo.
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