Dimas no sabía leer así que memorizaba las historias de la radio. Le
apasionaba la que solía compartir con los chiquillos que animaban el
pueblo cada verano. Le conmovía la paciencia infinita de un labrador
como él que durante años sembró los áridos de su región hasta que, ya
viejito, pudo verlos transformados en bosques diversos. Cuando apenas
tenía vecinos volvió al pueblo Ricardito, uno de aquellos guajes, que
era médico. Le preguntó si seguía narrando la misma historia. Es la
única que recuerdo, respondió, y juntos recordaron a la niña con trenzas
de oro que ahora defendía los corales. Al flacucho que tropezaba con
todo y hoy pilota globos. A Gabriel, zampón y zalamero. Complace los
paladares más exigentes del mundo y un mes al año alimenta aldeas del
Sahel. El labrador preguntó por los gemelos Sarita y Luis y supo que son
abogados, defensores de causas perdidas hasta que consiguen que la
Justicia las encuentre. "¿Lucía, Adán?...¡ah, eran tantos los nombres,
¿qué sabes de estos amigos?". Sé que cumplieron sus sueños o andan en
ello. Esa ha sido tu fruto, amigo mío, toda una vida, como la del
labrador de tu cuento.
Blog para enfermos, familiares, voluntarios y miembros de AdEla. El jurado valorará la historia, contenido, imaginación y creatividad y NO tendrá en cuenta la puntuación, ortografía ni formato, pues sabe las dificultades de algunos de vosotros para escribir. También puedes comentar microrrelatos ajenos con respeto y crítica positiva. Lee los microrrelatos publicados para que te anime a empezar. ¡Suerte!
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Bonita Fábula la del labrador que convertía desiertos en bosques... y sueños de niños en realidad.
ResponderEliminarUn abrazo