Nací ciego, así que estrené el universo cuando me
implantaron unos ojos electrónicos confocales. Última tecnología, me
aseguraron. A partir de entonces fui inmensamente feliz. Estudié Biología y
Astronomía porque quería verlo todo.
Hace poco percibí que mis ojos nuevos, gastados de tanto mirar, no
enfocan según mis deseos, sino según mis sentimientos: si me enfado, con mis
nervios en tensión, puedo ver un océano en una gota de agua, sin microscopio;
por eso, para mi laboratorio de nanobiotecnología, contraté como ayudante a un completo patán, ¡me saca
de quicio con solo verle! Pero por la noche, con los nervios relajados y
absoluta soledad, puedo entrar en el
universo, ver las galaxias de cerca, mirar las entrañas a las estrellas con
solo subir al ático de mi casa. He tenido que fabricarme unas gafas bifocales
para vivir con normalidad: la parte de abajo para cuando me enfado y la de
arriba para cuando soy feliz. Así compenso.
Blog para enfermos, familiares, voluntarios y miembros de AdEla. El jurado valorará la historia, contenido, imaginación y creatividad y NO tendrá en cuenta la puntuación, ortografía ni formato, pues sabe las dificultades de algunos de vosotros para escribir. También puedes comentar microrrelatos ajenos con respeto y crítica positiva. Lee los microrrelatos publicados para que te anime a empezar. ¡Suerte!
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Buen implante de gafas Rosa... Nos vamos a ahorrar un montón en pastillas...
ResponderEliminarBS
Un relato lleno de sentido. Fabuloso.
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