Siempre he estado intrigada por la
caja que guarda mi hermana con tanto mimo y secreto en la cómoda de su
dormitorio. Cada vez que la he observado, el ritual es el mismo: toma una
pequeña llave que lleva colgada a su cuello como si fuera una medalla, abre el
cofre y saca o mete algo que debe ser de una gran relevancia; como si se
tratara de una película de misterio.
Un buen día,
y ante mi insistencia, decidió contarme el misterio de su caja... ¡Qué
tontería!, pensé. Resultó que guardaba pétalos secos de una rosa, unas pequeñas
estampas, que de niñas nos las jugábamos a eso de pares o nones y un montón de
cromos de artistas y de futbolistas de la época. Sin embargo, me llamó la
atención un pequeño cofre que había entre tanta cosa antigua y sin valor.
No pude aguantarme y le pregunté por su contenido, como el que espera la
revelación de un enigma guardado por siglos. "¡Ah, eso quisiera yo saber,
porque llevo años que olvidé dónde puse la llave!”, me contestó sin darle importancia.
Una vez más consigues que pase un divertido rato leyéndote, Almudena. Es cierto lo que dices: tanto guardar celosamente y luego resulta que se te olvida, jajaja. Lo único que recuerdas es que era algo importante para ti, pero ¿qué? ¡Cosas de la vida! Un abrazo.
ResponderEliminarTu sentido del humor hace grande cualquier escrito que nos envías y a tu edad es un regalo de la Naturaleza. Un beso muy muy fuerte....
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