Juana coincidía en su trayecto de ida y vuelta al trabajo casi siempre con las mismas caras.
Pero esa tarde se rompió esa monótona secuencia. En la estación de Cruz del Rayo, ella entro en el vagón Juana advirtió su luz nada más verla.
Era pequeña y menuda,su sonrisa de esas que irradian autenticidad. Tras mirar con desparpajo eligió sentarse justo a su lado.
- ¿Sabes?, a mi me gusta mucho la música. Vengo de un concierto. Mi padre me deja que vuelva sola a mi casa.
Prácticamente no tomó resuello, contó su vida en dos estaciones.
Yo salí en un anuncio de la ONCE. Es que vinieron a mi colegio y me eligieron a mí, porque saco muy buenas notas ¿sabes?
Juana estaba fascinada con su espontánea verborrea.
Quiero trabajar de ujier en el auditorio porque así puedo escuchar todos los conciertos. Y me voy a ir a vivir con mi novio, pero todavía no ¡eh! ¡Uy! Esta es la mía.
Se levantó con esa vitalidad que derrochaba dijo adiós y se bajó.
Cómo decirlo, fue cómo si se apagara el vagón. Pero Juana dio gracias por haber sido testigo de esa estrella fugaz.
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ResponderEliminarPues sí, Gema. Hay seres que, como el sol, desprenden luz sin tener que estar enchufados. Parece que a su lado estás a salvo de todo, de lo muy pequeño y de lo grande, y te dan ganas de pegarte a ellos, pero hay que dejarles irse, porque tienen su vida. En fin, que es un placer dejarse alumbrar por ellos. Delicioso relato, Gema. Es un placer leerte. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Rosa. Así es, a veces tenemos la suerte de cruzarnos con seres puros y luminosos.
ResponderEliminarMe parece de un gran contraste el momento cotidiano que describes. Realismo monótono en el vagón( aunque me faltan los detalles que seguro has suprimido por el cuenta palabras)y la magia de un momento extraordinario centrado en un personaje de luz poco común. Esto sucede cuando estás atenta, observando. Como cuando te tumbas en la hierba de algunas noches de agosto y aparecen las perseidas.
ResponderEliminarGracias Mari Carmen por tu estupendo comentario. Sin duda si estás atenta y observas la vida te proporciona momentos y personajes muy literarios.
EliminarBonito relato, estaba disfrutando tanto que casi me paso de parada.
ResponderEliminarUn cálido saludo
Gracias!
EliminarUn saludo
Que relato tan bonito, Gema, hay personas que lo iluminan todo y un día normal pasa a ser especial, pero hay que saber mirar y tú nos devuelves esa mirada especial, gracias por ello. Un placer leerte, abrazos.
ResponderEliminarGracias Valentina. Ojalá pueda mantener esa mirada para no perderme lo bonito, lo especial, lo excepcional y no la turbie lo feo del mundo.
EliminarMuy chulo tu viaje en metro, Gema. Una curiosidad, ¿Nos e bajaría en Sol, verdad? ;)
ResponderEliminarEn cualquier caso, ella llevaba el sol dentro Alicia.
EliminarUn saludo