Mi madre Daenerys perdió a mi padre, Khal Drogo líder de los Dothraki; por una herida de guerra infectada.
Desesperada, suplicó ayuda; el hechizo de sangre, lo dejó paralizado, sin su mirada felina; como una marioneta a la que el veneno ha quemado los hilos.
La dulce Daenerys de mirada transparente como el mar de Shivering y melena de plata; despareció con las cenizas de Él, después de acabar con su vida. Surgió del humo intacta, con la mirada dura, fría; de la que es inmune al fuego.
Cuando llegó al mando de los Dothrakis, los guerreros Inmaculados, y tres dragones… frente al ejercito de la reina Cersei; no imaginó que su corazón volvería a latir.
Seducida por la inteligencia y la sensualidad de Cersei, acabó en la alcoba real de Roca Casterly con vistas al mar de Hierro. Todo el que presenció aquel encuentro fue ejecutado.
La ambición de Cersei siempre estuvo por encima de sus sentimientos. Tras perder a sus hijos y muchas batallas, encontró su momento para perpetuar su dinastía con el despiadado y manipulador rey de las islas de Hierro.
En la ultima batalla, sobrevolando el castillo de Roca Casterly, llevando sobre el cuello a mi madre y mirando los escombros humeantes de la ciudad; vimos a Cersei desafiante.
Miró sin parpadear esperando el fuego destructor. Mi madre enamorada de ella dictó sentencia: “Drakharis”...
Como fiel seguidora de Juego de Tronos veo que hilas muy muy fino, Rafa... Y me entanta! Un placer tenerte por aquí.
ResponderEliminarGracias Rosa, es obligación de cualquier Sir dejar su tinta entre tan buenos relatos.
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