Añoranza
Sosegado
el viento,
la
noche llegó como un suspiro.
Amainó
la lluvia,
y un
tenue rojizo impregnó tu cara,
parecías
una rosa encarnada
cubierta
de rocío.
Deslicé
mis dedos por tu cara mojada,
y cuando
alcancé los labios,
temblabas.
Mi
corazón te arropaba;
tus
ojos ardían;
nuestras
manos quemaban.
Te
besé,
me
besaste,
junto a
una humeante chocolatería.
En el
callejón seguía lloviendo,
y el luminoso
rótulo nos inmortalizó
acariciando
la llama de un sueño.
La pasión
se apagó con el tiempo;
pero siempre
me acompañó la luz,
el
sabor, el olor, el deseo,
la humedad
de mi primer beso.
Después de leer tu poema, se me quedan grabadas imágenes, emociones, sentimientos.... Y una verdad indiscutible que tan bien muestras en tu último verso. Enhorabuena. Y gracias por compartirlo con nosotros. Un abrazo.
ResponderEliminarPara ser el primero, no está nada mal...bello poema, Valentina.
ResponderEliminar¡Cuántas emociones alrededor del beso! Gracias por revivirlas en estos versos, Valentina.
ResponderEliminarMe has pillado, Antonio, jeje. Ese beso tiene un poco de otros primeros besos... y de la imaginación que el tiempo va añadiendo a los recuerdos.
EliminarGracias, Rosa y Belén. Un beso de luz, amigas y amigo.