La Naturaleza era… plena de goce. La montaña se miró en el espejo y se sintió bien en su grandeza y en cada una de las diminutas florecillas que adornaban y salpicaban sus rocas y sus verdes laderas. El árbol se miró en el espejo y se fijó en todo lo que le rodeaba, pues era hermoso, y él, entre todo, perfecto. El río que bajaba a borbotones se sintió salvaje, libre…, jugueteando su agua con los peces entre las rocas. Los animales danzaban despreocupados. El sendero se alegraba de existir, transitado por los pasos de los humanos, todos con un andar diferente: pisadas que socaban, unas suaves, otras débiles y tibias; las más indiferentes al rumbo de su vida. Un hombre se miró en el espejo de todos los seres y plantándose orgulloso, se dijo: “¡Miradme, miradme! Se me dotó de inteligencia y todo está en mis manos: puedo dinamitar la montaña, cortar los árboles, cazar animales, desviar los ríos…”
La Naturaleza se quedó estéril… pero el hombre también.
La Naturaleza se quedó estéril… pero el hombre también.
Hola, guapa.
ResponderEliminarYa veo que dominas la prosa y seguro que tu profe estará contento, porque das mucha belleza a lo que escribes. Sin embargo, en este relato que es de mucha actualidad y dramático, no me queda claro el tema de este mes: exámenes finales.
Pues el “examen” es el que haríamos cada uno de nosotros para que “el final” de la naturaleza no sea desastroso, es decir, no tener que hacer un “examen final” (de conciencia) del que nos sintiéramos avergonzados. Porque las acciones de los hombres dañan la naturaleza pero eso también nos daña a nosotros. El “espejo” es una metáfora de lo que vemos, de lo que hacemos y no hacemos, de cómo nos vemos… En definitiva, el examen de nuestra vida marcado por las huellas que dejamos en su sendero. No quería utilizar la palabra “examen” pero ya veo que no ha sido muy afortunado y no se entiende.
ResponderEliminarYo preferiría mirarme en el espejo de la naturaleza para examinarme (aunque no siempre me devuelva esa imagen), me horrorizan los exámenes finales, sobre todo este. Aquí, el examen final (a modo de reflexión) lo hace el que lo lee (por eso el título)…
Antonio, guapo, ¿querías que me devanara los sesos? Pero si no te ha convencido, seguro que tampoco ahora. La lectura es muy personal. Quizá yo he hecho una lectura demasiado abstracta para dibujar un tema muy concreto.
Si crees que no encaja con el tema, escribo otro ya mismito. No me importa absolutamente nada… Tú eres el maestro… aquí.
Un beso, y gracias por decir lo que piensas.
Di que sí, Valentina, defiéndete y que relea tu texto porque si después de tu explicación no le queda claro, le regalamos un cartilla de primeras lecturas Rubio, jejeje. Bonito y bello relato, con moraleja y todo, sí señora.
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