Los exámenes en junio son un martirio chino. Por fin este año terminan; solo me queda el examen de inglés.
Llena de ilusiones, me veo volando a Suecia, a Roma…”ring, ring…” ¡Es el despertador! Son las ocho de la mañana. Salgo pitando con mi hermana gemela, somos como dos gotas de agua y me va hacer el examen. Ella estudia mucho y, claro, he sacado una buena nota.
Ha pasado el tiempo. Recuerdo ahora, con nostalgia, aquella oportunidad perdida de haberme ido con mi hermana a Inglaterra, en lugar de la playa con aquel chico, que luego resultó un tonto de capirote.
Los enchufes familiares me pusieron en un buen cargo político, donde el inglés me hubiera catapultado en mi carrera. Sin embargo, no sé decir más que “do you want a cup of coffe in the Plaza Mayor”. Como no podía ser de otra forma, no nos otorgaron los Juegos Olímpicos…
Muy divertido. Que pena de asignatura pendiente...
ResponderEliminarUn beso
Hay que ver cuántos quebraderos de cabeza nos ha dado el inglés a los que ya peinamos canas, ¿eh? Me alegra ver que no soy la única que sólo lo habla bien en sueños. Divertido relato, Almudena. Espero seguir leyéndote muchos años.
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