Desde que la vi por primera vez mi vida cambió, nunca había sentido nada igual. Es redonda, de color naranja, con unas bolitas rojas que sobresalen, no me canso de morderla. Y lo más importante, pita. Es un sonido irresistible.
Hoy me la he llevado al parque, es la envidia de todos los perros, ninguno tiene una igual. Cuando he visto que mi dueño la lanzaba he corrido a cogerla. Corría y corría mirándola brillar en el aire. He adelantado a Lolo, ese labrador tan perfecto y tan odioso. He saltado y…mía. Cuando he caído de nuevo al suelo había un charco de barro y me ha dolido un poco la pata, no podía apoyarla bien. No importa, soy un héroe.
Al salir del parque hemos ido al torturador de animales, al que mi dueño llama “el veterinario”. Me ha vendado la pata y me ha pinchado. Yo creo que es envidia por mi hazaña. Luego en casa me han metido en la bañera y me han duchado, creo que también es por envidia. Mientras me enjabonaba oía a mi dueño decir, “este perro es tonto”. Yo por si acaso no la soltaba de mi boca, ella es lo más importante.
Es buenísimo!! Aún me estoy riendo. Estoy convencida de que debe pasar algo así cuando no hay manera de quitarle el juguete a un perro.
ResponderEliminarMuy bueno y divertido. Todavía no me quité la sonrisa. Es un héroe incomprendido, ¡claro que sí!
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