Llevaban ocho años gozando de una magnífica relación. Se puede decir que lo suyo fue amor a primera vista. Él acababa de salir de un divorcio. Su matrimonio se rompió después de muchos años y con el se partió su corazón. Cuando la conoció estaba sediento de cariño y ella deseaba dárselo. Era agradable despertarse por las mañanas con las cosquillas que le hacía en los pies y con sus ganas de beberse la vida.
Habían compartido cada día durante esos años y llegaron a conocerse tan solo por la mirada. Ella enseguida percibía si él había tenido un mal día en el trabajo, se sentía triste o enfadado. Era entonces cuando le dedicaba todo su afecto y atención.
Todas las tardes, al escuchar el ruido de las llaves abriendo la cerradura de la puerta de la casa, su corazón se excitaba porque entendía que empezaba su tiempo de disfrute con él. Daban largos paseos juntos y el tiempo parecía detenerse hasta encontrarse con alguna otra pareja.
Pero, lo más agradable era cuando acababa el día y él decía: “Buenas noches, Tina”, y ella contestaba: “ Guau, guau”.
Me ha encantado, es precioso
ResponderEliminarBeatriz Calvet
He disfrutado mucho con la complicidad de los dos protagonistas de tu cuento.
ResponderEliminarGracias Vicky. Un beso,
Me ha gustado mucho tu cuento, Vicky. La complicidad entre los dos y tu forma de narrarla. Un beso
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