La cita era en la estatua del Ángel caído en el Retiro. Eva caminaba con ‘Sonrisas’ su perrito; mezcla de varias generaciones entre Terrier y Shiba Inu japonés… más listo que el hambre.
Gabriel era un chico de la página de contactos ‘Naranjas & Limones’. Tenía cuarenta años, moreno con cuerpo atlético. Un sueño hecho realidad… la única pega era que viviese con sus padres. Todo fue rodado y al cabo de un mes ya vivía con Eva y Sonrisas.
Un cuento de hadas, salvo para Sonrisas. Gabriel decidió que el sofá no era sitio para un perro; Sonrisas tuvo que dormir en el suelo y compartir el cariño de su ama con Gabriel.
Un día, sin consultar con Eva; puso un anuncio en el que regalaba un perro. A su novia le dijo que alguien se llevó a Sonrisas cuando compraba en el super. Eva se quedó en estado de shock.
Pasado un tiempo Sonrisas se escapó y encontró a Eva en el parque, sentada con la mirada perdida. Saltó a su regazo y comenzó a lamerle la cara, Eva abrazó con lágrimas a su querido perrito.
Subieron a casa y Eva sorprendió a Sonrisas con un exquisito paté: corazón de Gabriel a la fina venganza.
Muy buena esa variedad de paté!
ResponderEliminarMe ha gustado muchísimo tu cuento... Ironía fina.
Un beso,
Muy bueno el relato. La venganza está servida y en plato frío. Seguro que le gustó el paté...
ResponderEliminarUn beso
Gracias Belén, con los años va mejorando la receta...
ResponderEliminarValentina...Ya me gustaría cocinar los microrelatos con la dulzura que los haces tú... me salen muy fuertes de sabor..jejeje
Besos