Un hombre entra en una habitación de hotel. Deja la maleta, se derrumba en la cama. Si fuera un personaje, una voz narrativa le diría qué hacer, qué pensar, a qué guion ceñirse. Pero no. Él es persona, y tiene que vivir. Vivir a pelo. Para espabilarse va al lavabo, coge la pastilla de jabón, percibe su aroma, lo aspira. Cierra los ojos. Lavanda. Huele como Sara. Inhala y se pregunta qué será de ella, si le echa de menos, si los cadáveres añoran. Una voz narrativa le diría que aproveche esos d-olorosos momentos, porque mañana diluviará, tendrá un accidente y conocerá a Inés, enfermera del hospital y flautista los fines de semana que colmará su vida de risas y música. Pero él es una persona, y tiene emociones pero no guion, y sigue oliendo a ella, y acaricia el jabón, y ahueca sus manos, y siente los senos de Sara, la suavidad de su piel, su pelo revuelto. Mira el bote de somníferos, entorna los ojos, ¡echa tanto de menos a Sara….!
Blog para enfermos, familiares, voluntarios y miembros de AdEla. El jurado valorará la historia, contenido, imaginación y creatividad y NO tendrá en cuenta la puntuación, ortografía ni formato, pues sabe las dificultades de algunos de vosotros para escribir. También puedes comentar microrrelatos ajenos con respeto y crítica positiva. Lee los microrrelatos publicados para que te anime a empezar. ¡Suerte!
Inés, un bello nombre y además tiene voz de flauta. Con que poco, podría pensarse, nos salvamos del desastre.
ResponderEliminarMe ha sabido a poco, Rosa. La genialidad siempre tiene regusto a muy poco. Menos mal que sé a ciencia cierta que habrá (como ya ha habido) muchos más micros como éste.
ResponderEliminarEl sentido del olfato tiene tanta fuerza y magia... Parecido a la fuerza y magia de la que escribe el micro... Bs
ResponderEliminarImpactante. En la vida improvisamos y pasan estas cosas. En los momentos bajos estaría bien poder ojear unas páginas del guión hacia adelante. Un relato que gusta releer.
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