Creo que ya soy mayor porque hace tiempo que no recibo ni mimos ni comida y por si fuera poco, mis hermanos no quieren jugar conmigo, a lo mejor es porque me he vuelto un poco bruto ya que doy pisotones, mordiscos y empujones para ganar.
Esta mañana se me ha ocurrido ir donde mi padre con aires de importancia. Él, con un mordisco y un empujón me ha puesto patas arriba y ha dejado claro quién manda aquí, además, me ha echado de casa.
Deambulo solo y perplejo por el bosque pero de pronto, como buen lobo que soy, percibo un olor irresistible. Lo sigo hipnotizado y entre los árboles, veo una loba que como yo, anda olfateando el aire desesperadamente sola, aúllo y corro hacia ella. Los dos hemos encontrado la amistad que buscábamos.
Amistad, amistad... ya veremos si no hay algo más, jejeje. Buen giro final, Belén, sorprendente y perfecto. Precioso, como siempre. Un abrazo.
ResponderEliminarQue bonito relato, Belén. Si hay algo más ya se verá, pero qué importante es la amistad, sentirse acompañado en tus pensamientos, sobre todo cuando te dan la espalda los que más te deberían querer. Gracias y un abrazo
ResponderEliminarCierto es que, a veces ,los asuntos dentro de la familia nos empujan fuera y es ahí donde encontramos los asuntos más gratificantes.
ResponderEliminarQue buena evolución la de tu relato, empieza con lo inhóspito del abandono, continúa con el instinto de supervivencia y acaba con el hallazgo de la amistad. Una parábola perfecta que describe muchas vidas tanto humanas como del mundo animal.
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