Tengo lobos. Pero no en el bosque, sino en mi cerebro. Cuando me enfado revuelven con sus pezuñas mis sesos y desentierran viejas trufas envenenadas. Por las noches aúllan sin cesar y yo les grito ¡SIT!, pero ellos ríen, insolentes y me escupen que ni son perros, ni son domesticables, que no los subestime. He aprendido que, si respiro despacio, profundamente, una, dos, tres… hasta veinte veces, se duermen como cachorros. Entonces me escapo y corro, corro lo más rápido que puedo, sin aliento, sin control, para evitar que me cacen y acaben con mi cordura, y me emborracho de felicidad cuando me siento como una liebre que se sabe más rápida que la zorra que la persigue. Al fin y al cabo, la liebre se juega su vida, la zorra solo la cena.
Blog para enfermos, familiares, voluntarios y miembros de AdEla. El jurado valorará la historia, contenido, imaginación y creatividad y NO tendrá en cuenta la puntuación, ortografía ni formato, pues sabe las dificultades de algunos de vosotros para escribir. También puedes comentar microrrelatos ajenos con respeto y crítica positiva. Lee los microrrelatos publicados para que te anime a empezar. ¡Suerte!
domingo, 21 de noviembre de 2021
04. Locura. Rosa Molina
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Yo lo más que he sentido en la tripa han sido mariposas; así que lo tuyo es de montaña rusa. ¡ pobrecita debe ser horrible,! pero eso con un cubata de ron se pasa. Palabra de marinero.
ResponderEliminarJajajaja.Si fuera palabra de bucanero se pasaría, más bien, con una botella de ron.
EliminarAntonio, que no es autobiográfico, no te preocupes, jejeje. A lo del ron, me apunto, marinero.
ResponderEliminarQue estupendo relato, Rosa. Que bien describes la desesperación de sentir lobos arañando tus sesos y el deseo de perderlos de vista siendo tan rápida como una liebre..., una buena metáfora de la locura, o de exagerar momentos en los que crees perder la cordura por la confusión de ideas en momentos concretos, que también suele pasar sin estar loca de atar, exagerando como bien lo haces en la descripción. Como siempre, inmejorable relato, eres una maestra. Gracias y un abrazo.
ResponderEliminarAh, a lo del ron también me apunto, marinero, jeje
ResponderEliminarLo de enseñar a nadar en ron a los lobos que devoran con ferocidad la cordura, me gusta mucho. Creo que lo voy a poner en práctica. Como siempre, es una gozada leer tus relatos.
ResponderEliminarCreo que no puedo hacer un comentario a la altura del texto.De momento, me sumo al cubata de ron. Tal vez se me avive el seso.
ResponderEliminarMagnifico relato Rosa . La metáfora de los lobos devorando, o intentándolo, la cordura es muy visual y acertada. Al igual que la protagonista de tu historia todos en algún momento nos hemos sentido como conejos asustados corriendo sin dirección para escapar de esos lobos que representan lo que nos amenaza y hace perder nuestra estabilidad emocional.
ResponderEliminarNo es cuestión de darse a la bebida para escapar de los problemas, pero ¡que demonios! " Ron, ron, ron, la botella de ron "
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