- Quiero un poco de sexo, por favor. - Dijo Ella, con los ojos llenos de lluvia; una fina lluvia que calaba a los dos.
- Me voy a morir de tanto amor. - Dijo Él, con su voz sincera y grave.
Ella se lanzó a su boca y Él la besó. Sintieron que había flores de todos los colores en su interior.
Las manos de Ella, ágiles como ganzúas, desabrocharon el cinturón; para un segundo después liberar los botones que aprisionaban el sexo de Él. Se montó a horcajadas sujeta por los brazos en tensión de su amante.
El ascensor se detuvo y una mano abrió la puerta; era Patricia la escritora.
- Qué coño hacéis!! Tom, se supone que eres solo un personaje secundario, tímido y sin atractivo… y Emily… deberías ser la mujer fatal, triunfadora, que seduce al personaje más importante de la historia… ¡¡Esto no va a funcionar!!-
- Está completo, lo siento Lisa. - Dijo Emily y cerró como pudo la puerta con el pie. Tom marcó con el codo el piso cincuenta.
Cuando llegaron al cincuenta seguían enamorados. La cigüeña, que había vuelto como todos los abriles, sonrió al verlos pasear por el borde de la azotea; cogidos de la mano, sin miedo.
Me ha recordado tu relato a "la rosa púrpura de El Cairo" cuando el explorador Tom Baxter sale de la pantalla al percatarse de que Cecilia, la camarera, ha ido a verle varias veces.
ResponderEliminarEs maravilloso cuando los personajes se salen del guión y comienza la verdadera historia.
Perdón x tardar en contestar a tu estupendo comentario Carmen…
EliminarNo había caído en la película… simplemente quise dar voz a nuestros propios miedos…
Bs
Las historias cobran vida propia según se van escribiendo, qué aburrido sería escribir si no. Muy bueno, Rafa
ResponderEliminarLo mismo que Carmen… perdón x tardar… Es como este blog … qué aburrido sin vuestros comentarios…
EliminarBs
Me ha encantado el encuentro de la autora con sus personajes y cómo ellos la rechazan para vivir su vertiginosa historia de amor. Muy bueno tu relato. Un beso.
ResponderEliminarGracias Amaragua x tu comentario… Si se quiere se puede… verdad?
EliminarBs
Pues sí, los personajes, como nuestros hijos, deben tener su propia vida, y descubrirla. Muy buen giro, Rafa. Un placer leerte.
ResponderEliminarGracias Rosa… Así es… un sin vivir… Pero hay que dar libertad a los hijos, al amor, al arte…
ResponderEliminarBs
Muy buen relato, Rafa, sienta bien salirse del guión y experimentar... Un abrazo.
ResponderEliminar