De camino al pueblo, mi hermano, con un deje de nostalgia en la voz,
dijo que había “altares”. Dirigimos la mirada hacia el cielo y sonreí
recordando a mi madre, pues ella llamaba así a las nubes. De repente,
como una premonición, deposité la vista en el campo que me rodeaba: la
vi renacer en las amapolas, las margaritas y todas las flores que
salpicaban la hierba, plena de sonrisas, y me inundé de evocadores
momentos. La imagen reconocible, amable e inocente de mi madre, de una
madre que creía había olvidado en el borroso espacio de la mente.
Blog para enfermos, familiares, voluntarios y miembros de AdEla. El jurado valorará la historia, contenido, imaginación y creatividad y NO tendrá en cuenta la puntuación, ortografía ni formato, pues sabe las dificultades de algunos de vosotros para escribir. También puedes comentar microrrelatos ajenos con respeto y crítica positiva. Lee los microrrelatos publicados para que te anime a empezar. ¡Suerte!
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Nunca había oído llamar a las nubes "altares", pero me encanta, así que, a partir de ahora, no sólo me fijaré en su forma, también me acordaré de tu bonito microrrelato. Un abrazo, Valentina.
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