Cuando Noé, después de 40 días de lluvia constante, abrió la trampilla de la nave, que con tanto cariño había construido por orden de Jahvé, asomó su barbuda cabeza y con grandes ojos llenos de sorpresa exclamó: "¡No es por llevarte la contraria, jefe, pero me parece que te has pasado un pelin con la lluvia. A ver dónde planto ahora un olivo!"
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Me encanta tu sentido del humor Antonio. Me imagino la cara de cabreo de Noé! Un beso.
ResponderEliminar¿Y cuantos días de indemnización le dieron a Noé?
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