En el país de los hombres buenos son las mujeres quienes acarrean el agua y la leña. Tal vez sean buenos – comentó Nieves, con la cadencia de una respiración asistida por la mecánica – pero seguro que son unos vagos. Su amigo que le leía algunos jueves, le aclaró que ese es el significado de Burkina Faso. La mujer guardó silencio pero vio que el agua corría a chorros por la ventana. Y entonces el lector recordó que en ese país lejano, las mujeres, además, cuidan de los árboles de mantequilla y exprimen la pasta de sus frutos, unas drupas marrones muy oscuras y brillantes. Es el karité que sirve a su alimentación y mima la piel de las niñas y niños a los que cuidan con la misma pericia que las mamás Shantala emplean en la India. Y entonces se acordó. ¿Sabes que en ese país, hace mucho tiempo, llovieron cocodrilos? Nieves se rió. Cuenta, cuenta, dijo entre risas y succiones de aire. Pues sí, tanto como llueve hoy que es abril, y comenzaron a hacer huecos en la tierra, tan grandes que luego la lluvia los llenó formando los lagos. Así las mujeres ya no tuvieron que caminar tanto. Pero los hombres siguieron siendo perezosos ¿verdad?
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Delicioso cuento, Julián. Hay que ver qué imaginación tenéis.
ResponderEliminarUn abrazo.
Qué buen baño en el lago Imaginación que creó la caída de un cocodrilo de lluvia. Un placer leerte Julián
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