La tradición de mi familia era formarse para llegar a ser un buen vino; a mí me comió un mirlo glotón. Al principio me asusté muchísimo, sin embargo, enseguida empecé a sentirme muy muy a gusto, vamos como si llevará allí toda mi vida. Volaba con el mirlo, notaba el aire, si él tenía frío, sentía el frío, si era feliz, felicidad, si miedo, también me asustaba, ¡su alimento me alimentaba! ¡Que placentera comunión!
Blog para enfermos, familiares, voluntarios y miembros de AdEla. El jurado valorará la historia, contenido, imaginación y creatividad y NO tendrá en cuenta la puntuación, ortografía ni formato, pues sabe las dificultades de algunos de vosotros para escribir. También puedes comentar microrrelatos ajenos con respeto y crítica positiva. Lee los microrrelatos publicados para que te anime a empezar. ¡Suerte!
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Me ha gustado mucho. Que bonita experiencia la que lleva a una transformación, que no muerte. En la vida sucede algo parecido
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