María buscaba sin parar un recurso accesible, próximo, mágico que le devolviera la candidez que había tenido cuando niña y que la había hecho tan feliz.
Se pidió un enorme helado de chocolate, cruzó sus piernas, ajustó sus cascos para no perderse ni un compás de su música favorita y se abandonó al disfrute total.
Siempre había escuchado a sus padres mencionar aquella cita de que “la cultura es aquello que permanece intacto cuando todo se ha extinguido”, a la vez que seguía preguntándose cómo algo podía mantenerse aunque todo se perdiera.
Asombrada y con sus días contados se propuso encontrar algo valioso y a la vez intangible, inmutable, maravilloso, pleno de poderes y fuente de esperanzas y alegrías.
Algo a quien abrir su corazón, su mente, sus temores e inquietudes, digno de merecer tantas sensaciones y capaz de absorber sin cuestionar ni sonrojarse, simplemente capaz de escuchar y devolver luz, blancura, paz, calma, silencio, plenitud.
Cuando la misión de búsqueda parecía imposible, María se extendió en el cómodo sillón degustando mejor cada cucharada de helado cuando, repentinamente, su cara volcada hacia arriba descubrió, milagrosamente, colgando del cielo, su ansiado recurso.
Me parece que María busca algo muy difícil de hallar, que incluya tantas capacidades benéficas: escuchar sin juzgar, entre otras cosas; y devolver esas sensaciones de plenitud y calma. Me alegro que haya encontrado ese recurso.
ResponderEliminarQuizás encontrarse con uno mismo... en Paz
ResponderEliminarYo lo consigo en la montaña con el sonido de viento, pájaros, agua...
Relajante relato felicidades