No permite a nadie entrar en su territorio. Si algún osado o despistado se acerca demasiado, él se le enfrenta con toda su artillería. Es su razón para vivir, más que hacerse con cuantiosos botines. De vez en cuando hace prisioneros, aunque nunca pide rescate.
Quien le conoce queda cautivo de su decisión, su belleza y su entorno. No es Sandokan; el verdadero pirata del Índico es el Pez Payaso.
Este sí que tiene cara de bonachón, por muy pirata que sea ;)
ResponderEliminar¡Ya lo creo! Es tan pequeño como osado, y no tiene miedo a nadie. Bonito relato, Belén.
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