Todo preparado, el vino, las velas,…
cocinaremos juntos. Bajé al trastero a buscar aquel cuchillo de papá, no lo usaba desde la última
cita. Hace ya mucho de eso, la medicación no me ha dejado ánimo para estas
cosas, pero ya he dejado las pastillas. Espero que con Celia cambie mi suerte
con las mujeres, siempre desaparecen apenas nos empezamos a conocer.
Rebusqué bastante, sabía que estaba
allí, pero hay demasiadas cosas en el trastero, algún día tendré que poner
orden.
Suena el timbre, es la primera vez que
viene a casa y está preciosa. La enseño mis trofeos, fotos de mis padres,… y la
dirijo hacia la sorpresa que la tengo preparada.
–Pasa
–le digo con un guiño– es la
habitación de mi mascota.
Ya dentro, ve el cuchillo en mi mano.
Rápidamente la agarro y la degüello, mientras noto decepcionado que, de nuevo,
otra mujer se me escapa. Quizás sea cierto que algo pasa en mi cabeza…, pero no
soy violento, sólo recuerdo a papá cuando mataba una gallina, “para celebrar
que estamos juntos” decía, y mamá lo abrazaba… Pero aquí estoy, solo, mirándome
las manos –en una el cuchillo y en la
otra, la gallina desangrada–
mientras aún se escuchan los
saltos asustados de Celia en los escalones del portal.
Qué susto, Alicia, felizmente era la gallina, jajaja. Muy buen planteamiento, nudo y desenlace, ya pensé que iba a presenciar un asesinato y sólo era la primera parte de la cena. Mi abuelo les retorcía el cuello, jejeje. Un placer tenerte por aquí.
ResponderEliminarQué bien, Rosa. Me alegra tu comentario, creí que no estaba bien explicado, en casa no pillaron el final ;)
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